Envejecimiento activo: ¿Una cuestión sólo de personas mayores?

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¿La vejez una cuestión de edad?

La vejez es un proceso natural y una etapa de la vida que termina, indudablemente, con la muerte, pero cuyo comienzo y características no están, ni mucho menos, claras. Es cierto que la vejez está asociada a la edad, pero no es igual a ésta y, además, no existe una edad concreta en la que se comience a ser viejo. Existen personas muy jóvenes que llamamos “viejas”, así como existen personas muy mayores que se presentan con actitudes “jóvenes”. Los científicos hablan de la edad funcional, es decir, del funcionamiento de nuestro organismo, cómo funciona nuestro corazón, nuestras arterias, cómo están nuestros músculos, nuestros tejidos; pero también cómo razonamos, sentimos y nos emocionamos, cómo nos relacionamos con los demás y cómo seguimos implicados en la vida y con la gente.

Envejecimiento saludable o activo

Lo que sí está claro es que las personas envejecen de distinta manera. Algunos envejecen con enfermedades y dependencias. Otros envejecen de una forma normal, con cambios asociados al paso del tiempo. Pero hay quien envejece con éxito, de manera competente, satisfactioria o activa. Este envejecimiento es el que realmente me interesa y se caracteriza por una baja probabilidad de enfermar y de discapacidad asociada, un alto funcionamiento cognitivo, un alto funcionamiento físico y funcional y un alto compromiso con la vida y con la sociedad.

Los últimos años la gerontología se está centrando mucho en el estudio de los potenciales determinantes de esta forma de envejecer, y cómo habrá que proceder para fomentar la salud, el bienestar y la calidad de vida durante la vejez, pero también a lo largo de todo el ciclo vital. Porque conseguir envejecer bien depende, en buena medida, de la puesta en práctica de estilos de vida saludables a lo largo de toda la vida. ¿Es por tanto el envejecimiento activo o saludable una cuestion sólo de personas mayores?

¡Envejecemos como hemos vivido!

El estilo de vida que llevemos a lo largo de nuestra vida tiene una relación directa y fundamental con la salud general y también con nuestro futuro envejecimiento. Cuando uno es joven la salud no suele ser un valor principal, ¡la tenemos toda! Pero sabemos que los beneficiones de los comportamientos saludables son a largo plazo. A lo largo de nuestra vida vamos generando hábitos (sedentarismo, ingerir muchas grasas, el tabaco, uso inadecuado del alcohol) que a corto plazo son gratificantes y cuya consecuencias perniciosas no aparecen hasta pasados unos años. Algunos hábitos que durante la juventud no nos afectaban, al producirse el paso del tiempo, nos van influyendo perjudicialmente.

Cuanto antes adquiramos estilos de vida activos y saludables, mejor será nuestra salud y mejor envejeceremos el día de mañana. Pero salvo grandes enfermedades y dependencias, nunca es tarde para cambiar hábitos. Las personas mayores tienen más necesidad aún de adquirir estilos de vida asociados a un envejecimiento satisfactorio. Deben de incorporar en sus hábitos comportamientos, pensamientos y emociones que les haga vivir esta etapa con el mayor grado de bienestar y salud posible. Salvo grandes patologías, nunca es tarde para el crecimiento personal y siempre se pueden compensando algunos declives que se hayan podido producir con el paso de los años.

¡Se puede aprender a envejecer satisfactoriamente!

Los estilos de vida saludables no vienen prefijados por los genes, sino depende más de la educación recibida, de los modelos cercanos y las modas. La diversidad en las formas de envejecer no se produce al azar, sino que se pueden aprender a hacer muchas cosas para envejecer bien, con vitalidad.

La actividad física, la alimentación, la higiene, nos ayudan a mantener la salud y el bienestar, pero también nos ayudan la capacidad para enfrentar problemas, el humor, el apoyo social, el ocio y las actividades intelectuales. Cuidar aspectos físico-biológico es muy importante para favorecer un estado de bienestar y un envejecimiento saludable. Pero no menos relevantes son los aspectos psicológicos y sociales. Lo biológico, lo psicológico y lo social influyen mutuamente en nuestra salud y en nuestro envejecimiento. Lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos son factores que dirigen a la persona en su vida.

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